Buenas noticias

Les escribo desde lo más cercano posible a una tarde lluviosa en esta orilla del mundo, para decirles que nuestra pequeña comunidad va creciendo con un ritmo exponencial. No sé si este desmedido entusiasmo se debe a la densidad de alcohol en la sangre, pero me parece que nuestro pequeño taller se desentiende de esos pequeños obstáculos que hace unos días parecían comprimirlo. A esta hora, sólo me queda decir que, como estaba establecido en la idea original, si el taller llega a existir, será por el interés de ustedes.
No deja de parecerme una contradicción un tanto vergonzosa el que sea yo el único con la posibilidad de hacer públicas mis opiniones en este espacio, así que prepárense para recibir, de un momento a otro, la invitación para que tomen un papel más activo en Absalón.
Por lo pronto les digo que, faltando poco menos de una semana para el inicio, somos más de diez participantes, algunos de ustedes se conocen, otros ni se imaginan. Yo mismo no los conozco a todos y a los demás los conocí en un tiempo, pero ahora son personas por completo distintas. Así que estén preparados para encontrarse.
Para los que no me han enviado el correo con sus datos completos: ¡qué esperan! Recuerden que la gente se está acercando con inusitada rapidez y no deberían arriesgarse a quedar fuera. Bueno, próximamente les contaré algo más sobre cómo va funcionar el taller y para los que no tienen el programa de lecturas y fechas, envíenme un correo para que se los proporcione.
Un aviso: las copias del primer cuento aún no están listas (la biblioteca no trabajó el sábado), pero les aseguro que estarán para mediados de la semana, yo les aviso para que pasen por ellas, ya que lo mejor sería que para la primera sesión todos hubieran leído el cuento de Alfonso Reyes.